Tomo 2
Capítulo 1
Miedo
Alberto,
se encontraba tirando en su cama, pensó y volvió a pensar en todo lo que había
vivido en esa noche, el dolor, la sangre y desesperación le habían obligado a
sacar fuerzas de flaqueza, su mente a pesar de todas las emociones que sentía,
mandaba el mismo mensaje.
“No
quiero morir”
En
unos instantes, empezó a sentir una gran opresión en el pecho, los ojos
empezaron a nublársele, mientras que intentaba respirar ya que sentía que le
faltaba el aire, los mareos fueron muy fuertes, a pesar de estar acostado,
sentía que todo le daba vueltas., intento inhalar fuertes bocanada de aire.
-No
puedo… no puedo… respirar – (Fuertes
jadeos) – Su cuerpo no le estaba respondiendo, el estómago lo tenía vuelto
loco y su corazón latía fuertemente en su pecho, incluso podía ver como este
violentamente se agitaba más y más.
-Me
voy… - (Fuerte inhalación de oxigeno) –
A… morir –
Todo
estaba pasando demasiado rápido, la adrenalina estaba abandonando su cuerpo, el
peligro había pasado, pero la presión en el pecho y el hartazgo del aire en sus
pulmones no cesaba, impidiéndole respirar.
Se
levantó y empezó a caminar por todos lados en su pequeño departamento, la
desesperación se estaba apoderando de él, tenía el traje puesto y sentía que le
estaba asfixiando, rápidamente empezó a despojarse de sus ropajes hasta quedar
completamente desnudo, su boca estaba seca y sin pesarlo fue a lavabo a tomar
agua, bebió con desesperación pegado al grifo, hasta que se sintió satisfecho.,
se le aclaro la garganta y muy lentamente empezó a respirar mejor.
Su
cuerpo estaba muy tenso, volvió a acostarse y se cubrió con una manta, su miedo
a morir se disipo poco a poco, y cuando pudo controlarse un poco abrió su
ventana, estaba en un quinto piso, la idea le paso por la mente., pero no lo
hizo.
Todo
era tan irreal, tan desesperante, pero a pesar de ello, él era un cobarde., se
culpó a si mismo por haberse dejado asesinar, a pesar de que no había sido su
culpa, la noche había sido demasiado espantosa, se metió al baño y abrió el
agua fría, quería despertar, deseaba despertar con desesperación, el agua fría
destemplo su cuerpo, el frio se apodero de todo su cuerpo, mientras dejaba
salir sus lágrimas, y después se golpeó fuertemente la cabeza contra el mosaico
color café que estaba en su baño, el golpe agrieto parte de la pared lastimando
la frente de Alberto, la sangre se combinó con el agua, para posteriormente
irse por el drenaje, no le dolía solo dejo que sucediera.
Salió
de la ducha, convenciéndose así mismo que estaba despierto, gran parte de su
vida siempre había tenido que superar pruebas muy grandes, se había propuesto
estudiar en la Universidad de Puebla para mejorar, también para olvidar las
aflicciones que tenía en su vida, pero ahora esto rebasaba todo lo que en algún
momento había conocido, miro el traje tirado por el suelo, también la pistola y
catana que se había llevado consigo.
Una
vez más se desplomo en su cama, miro hacia el techo e intento buscar figuras
para distraerse, pero el sonido de mensaje de su celular lo distrajo.
-Hola
Al, Soy yo ¡Mario! Disculpa que te
moleste
tan temprano, pero imagino que
todo
ahora te debe parecer muy agridulce,
yo
así me sentí la primera vez. L
Observo
por un momento la pantalla, pero no tenía ganas de responder, se acomodó en su
cama, cerró los ojos un instante para quedarse profundamente dormido.
Muy
lejos de ahí, estaba Paola en su casa., su madre la reprendió por haber llegado
de madrugada y por ese extraño atuendo que tenía, la infanta solo guardo
silencio y recibió el regaño, pregunto por su papá, pero este hacia mucho que
se había ido a trabajar, era un importante empresario, viajaba por toda la
república mexicana.
-Dios
santo, ¿Por qué siempre me das estos disgustos niña? Me tienes harta, tu padre
nunca esta, y tú pareces tener una aversión por irte de aquí, no creas que no
sé cómo te escapas, es por el cuarto del servicio, despedí a esa maldita
sirvienta que siempre te anda solapando tus escapadas por las noches.
Su
madre estaba encolerizada, a tal grado que parecía como si le fuera a salir
espuma por la boca, cual perro rabioso, no podía ver más allá de lo que
realmente había sucedido, aquella chica, seducida por un hombre mayor, que le
prometía emoción, seguridad, cariño, aventuras y libertad, fue cruelmente
traicionada y obligada realizar actos tan denigrantes como grotescos a favor de
los más viles y despreciables seres humanos, coludidos con su aparente mejor
amiga.
Mientras
escuchaba el sermón, recordaba por algunos momentos de lo que había sido
víctima y de que una cosa había querido comérsela horas atrás., salieron
rápidamente sus lágrimas, mientras su madre fastidiada continuo.
-
¿Ahora vas a llorar? Deberías dejar de comportarte como una niña caprichosa, ¡¡¡Lárgate
a tu habitación y no salgas hasta que sea la hora de la comida!!!
¡¡¡Estúpida!!!- Su rostro, aunque muy bello, se veía horroroso al regañar de
esa manera a su única hija, de la cual nunca se había ocupado, en un matrimonio
en el cual solo era un adorno, pero le encantaba la opulencia y todo lo que
tuviera que ver con despilfarros de dinero, Paola había sido la llave para
abrir esa puerta.
La niña, aunque vivía en una mansión con todos
los lujos habidos y por haber, se sentía completamente sola, cuando llego a su
habitación cerró la puerta con seguro y se dirigió a su cama, se envolvió entre
las sabanas y cobijas, para nuevamente abrazar sus piernas dejando correr sus
lágrimas.
Cerros
los ojos y volvió a contemplar el rostro de aquel hombre y especialmente
recordaba su aroma a tabaco barato, lo maldijo un millón de veces, mientras sus
recuerdos la transportaban a aquella camioneta para poco tiempo sentir la
tierra mojada en su cara tras ser abandonada en una zanja a las afueras de la
ciudad de Puebla con una herida en el pecho, con la que termino muriendo por
desangramiento.
- ¡No dejare que la
mates!
La
voz de ese muchacho resonó en su cabeza., las manos le temblaban y su cara no
reflejaba mucha seguridad, el miedo impregnaba sus ojos y a pesar de todo, le
ayudo., en su abismo de oscuridad, había encontrado un pequeño chispazo de
luz., tal vez…
El
bar de Adolfo se encontraba al otro lado de la ciudad, casi a las afueras para
ir rumbo al distro federal, había muchos negocios similares al suyo, para vender
diferentes tipos de estupefacientes o bebidas embriagantes, además de una
famosa red de prostitutas de la cual él era uno de los patrocinadores en su
bar.
-
¡Hey! Adolfo, ¿Dónde te metiste toda la noche? – Pregunto uno de sus fieles
barman con cara de matón de poca monta, además de estar clavo y tatuado por
muchos lugares.
-
No te preocupes por eso Ramón, fui a hacer un encarguito – Su asistente sonrió,
sabía que eso significaba más dinero para él además del negocio.
-¿Trajiste
de la buena patrón? – Hizo una seña con la nariz, aspirando rápidamente, Adolfo
con una expresión severa le respondió.
-Aquí
no Ramón, esto es un negocio “familiar” – Esta frase la decía siempre que se
encontraban en el bar, en antaño el cantinero había sido un gran fanático de la
lectura, y esa frase la había sacado de un libro, pero más que solo eso, el
respetaba aquella cantina como algo sagrado, algo que nunca le había explicado
por completo a su ayudante.
-Bien
jefe, tu mandas – Ramón bajo la mirada y respondió con su voz aguardentosa –
Nuevamente te llevaste a Sofía ¿Verdad? Muchos clientes estuvieron preguntando
por ella anoche, es la mejor de tus chicas, ojalá el sueldo me alcanzara para
poder pasar una noche con ella – Empezó a dar enorme bocanada de aire para las
risotadas que empiezo ladrar.
-Déjate
de pendejadas y vamos a hacer cuentas, y como falte un puto peso te quedas sin
salario por mamoncito-
-De
acuerdo, de acuerdo, uno ya no puede hacer bromas al jefe –
Ramón
era más corpulento, más joven y aparentemente más fuerte que Adolfo, pero en
cada réplica del cantinero, este le temía., su relación si bien parecía
agridulce ellos se tenían mutuo respeto, se conocían de años además de que en
un principio el barman había sido el guardián del burdel, pero ahora trabajaba para
Adolfo.
Se
fueron a la oficina y comenzaron a hacer cuentas, ese espacio de jefatura para
Adolfo, está muy bien adornado, con fotos de varios famosos que alguna vez
pisaron el local, incluso de algunas artistas mujeres, que se había tomado
fotos con el cantinero, el escritorio era de fino ébano, acompañado por una
comodísima silla de piel con un gran respaldo, también era giratoria y móvil,
además tenía una vitrina con muchísimos licores y tras el escritorio una enorme
caja fuerte, donde estaban todos los secretos del viejo.
-Y
bueno jefe ¿Te cuadran? – Adolfo estudio las hojas de ingresos y egresos, hizo
una mueca y después miro a su ayudante.
-Falta
dinero Ramón – El barman abrió los ojos horrorizado, porque Adolfo lo miro
entrecerrando los ojos, este trago saliva.
-¿Cómo
que falta dinero? – Incluso su voz se escuchó de repente más clara y menos
rasposa – Yo conté todo personalmente varias veces – El viejo sonrió.
-Es
broma hombre, sé que mi negocio está en buenas manos – Empezó a reír, mientras
relajaba sus músculos.
-Que
te jodan Adolfo, casi haces que me cague – Ramón estaba completamente enfadado,
su tensión hacia estado por el cielo.
-Ya
hombre, todo bien, vete a casa a descansar, seguramente tu esposa y tus hijas
te esperan – Adolfo tomo un fajo de billetes y se lo dio a su barman – Yo me
quedare a revisar unos asuntos.
Su
ayudante se despidió, y al poco tiempo ya no había ni un alma en ese lugar, el
viejo abrió uno de sus cajones y saco una foto, en ella estaba una mujer morena
de cabello largo, de aspecto frio y corpulenta, cargando a un pequeño niño que
parecía de cuatros años.
-
¿Aun te gusta ver esa foto? – Se escuchó una entrometida voz en su oficina.
-
¿Qué haces aquí?
Alberto
despertó por la tarde, se encontraba un poco más descansado, la temperatura
había bajado, el frio se apodero de su pequeña vivienda, obligándole a vestirse
de nuevo, se había saltado las clases por ese día, el shock había sido
demasiado, guardo el traje en una mochila, salió de su habitación, necesitaba
caminar y comer.
Fin del Capitulo 1
Capítulo 2
Encuentro furtivo
Tras
pasar un par de días sin ir a la escuela, Alberto se decidió, tenía que
continuar con su vida, no era un chico especialmente popular, su ausencia no
causo para nada un impacto en sus compañeros, el prefería mantenerse alejo de
ellos, reunió todas sus energías para ir a su campus, la vida nuevamente volvía
a ser rutinaria, los mismos camiones, las mismas personas en la mañana
preparándose para irse a trabajar, con la diferencia que ahora el estudiante
escuchaba música a todo volumen de su celular.
Su
trato hacia el exterior era total indiferencia, el solo era un grano de aren en
la inmensidad del desierto, nada había cambiado., continuo su camino hacia la
escuela hasta que en un puesto de periódicos leyó una nota en una revista
amarillista de esas que solo presentaban notas rojas, causando morbo para ser
adquiridas, el gancho había funcionado, Alberto compro la revista y una vez en
el colectivo, se tomó fuertemente del pasamanos e intento leer.
Terror en la zona Safari
Por Jonás del Bosque
Asi como usted lo está leyendo, hace un
par de días,
Se suscitó un horrible espectáculo en
las afueras de nuestra
Hermosa ciudad de Puebla, se
encontraron varios cadáveres
De los simpáticos animalitos que todos
gustábamos de ir
A visitar a la zona de África.
¿Qué fue lo que paso?
¿Quién deseaba ver muertas a estas
hermosas especies en peligro de extinción?
Nadie lo sabe, se sospechó de una falla
en las zonas aisladas
De los depredadores, los cuales por sus
instintos empezaron a cazar
¡¡¡PUES NO!!!
Si eso es lo que piensa, es usted una
persona de mente pequeña,
Ya que las principales víctimas fueron
dichos depredados,
Los cuales fueron brutalmente
asesinados para posteriormente ser
¡¡¡DEBORADOS DE FORMA DEPRAVADA!!!
El corazón de
Alberto dio un vuelco, puesto que había estado la noche de la perpetración,
siguió leyendo.
Se encontraron varias cosas que no
cuadran
Charcos de sangre en agujeros gigantes,
como si el poderoso
Martillo de Thor se tratará, solo que
mucho más grande, ya que no se explica como
Es que la tierra quedo perfectamente
sumergida
¿Perforadoras industriales?
No sea usted un ignaro, nada que exista
en este mundo
Puede hacer una cosa semejante.
¿Qué es lo más sobresaliente?
Se encontraron cuerpos que no coinciden
con ningún animales
En la Tierra.
¿Aliens?
¿Monstruos de misteriosos?
¿Bandas terroristas?
NADIE LO SABE
Seguiremos informando
-Esos no fueron
animales… - Dijo muy débilmente, mientras observaba como dejaba su parada muy
atrás, se alarmo y se abrió paso entre los usuarios del colectivo.
-¡¡¡BAJAN!!!-
Grito al chofer, el cual lo dejo muy lejos de donde él quería llegar.
Alberto
comenzó a correr con todas sus fuerzas, ya que pronto seria la hora de entrada,
sintió que sus pulmones se llenaron de aire y posteriormente inicio la carrera
contra el tiempo, esquivando a los transeúntes, observo su reloj y apresuro el
paso, cada paso era doloroso para sus piernas, ya que no estaba acostumbrado a
realizar tal esfuerzo físico.
Por
un momento sintió aquella energía que lo había invadido noches atrás,
recordando por unos instantes el engrosamiento de sus músculos, llevando sus
capacidades humanas al límite, dotándole de fuerza sobre humana, de una
capacidad fantástica., su corazón latía muy fuerte por el esfuerzo, sus piernas
estaban a punto de vencerse.
Escucho
el primer toque del timbre a lo lejos, a pesar del dolor el seguido adelante,
intento no respirar por la boca, a pesar de que su cuerpo se lo exigía, y llego
a la puerta, muchos lo vieron impresionados, mientras todos desaparecían, su
objetivo era llegar al salón., pero en un instante volteo a su izquierda
ligeramente y vio a Marín, aflojo el paso pero el impulso hizo que cayera hacia
enfrente, reacciono para meter los brazos, y esto lo hizo girar sobre su
cuerpo, para posteriormente estamparse contra un muro, casi nadie lo vio, se
levantó y se fue al salón, pero la puerta estaba cerrada.
Intento
golpear la puerta, pero estaba exhausto, el profesor no le recibiría, las
normas de la clase eran claras, no se le recibía a nadie después de que el
maestro entrara a dar catedra, lentamente camino hacia la cafetería.
-
¿Es usted joven Alberto? – Pregunto una voz masculina.
-
Si maestro… disculpe… llegue tarde…
-
Hay que levantarse más temprano – Observo su pupilo y noto la expresión de
desgaste, además de que el brillo de sus ojos era muy escaso, por un momento
había pensado en reprenderlo, pero no lo haría.
-
Lo siento…
-
Por esta ocasión, y porque no ha venido a la escuela, le dejare pasar señor,
que no vuelva a suceder ¿Ok? - Alberto articulo una pequeña sonrisa en
gratitud, la primera cosa buena que le pasaba en un tiempo.
Aquel
profesor, era un hombre de mediana edad, siempre vestía formalmente, en clase
era muy estricto, pero era alguien en quien podías confiar, de hecho, tenía
mucho aprecio por el alumnado.
Las
clases ese día fueron completamente normales, para suerte de Alberto no volvió
a encontrarse con alguien desagradable, siempre esperaba a que todos se fueran
para el tomar tranquilamente sus cosas y regresar a casa., aunque ahora estaba
pensando en aquella nota roja., pero movió su cabeza de manera negativa y la
tiro a la basura, los veinte pesos peor gastados en su día, tomo sus cosas y
salió fuera del instituto, su celular vibro.
Hola Al, soy yo otra
vez., te he estado buscando
¿Podríamos vernos? De
hecho, voy detrás de ti
Espérame por favor.
Nuevamente
llegaba un mensaje de Mario, era algo de lo que no podía escapar, volteo hacia
atrás y el chico de lentes se acercó lo más rápido que pudo hacia donde estaba,
intento articular una débil sonrisa.
-Hola
amigo, Al… eres difícil de localizar, pensé que nuestros campus estaban más
cerca.
Mario
vestía el uniforme de la misma escuela que la de él, solo que el escudo además
tenía la insignia de los ingenieros en sistemas.
-Discúlpame
Mario… la verdad es que estos días he estado muy confundido., necesitaba tiempo
para mí.
-No
te preocupes amigo – A Alberto le molestaba que le llamara amigo, no se
conocían de nada, el otaku, intentaba ser amistoso, pero él era bastante
áspero, no era a propósito, solo no quería involucrarse con nadie., pero Mario
continuo.
-Veras,
hay cosas importantes que no hemos hablado, te habría ido a buscar a tu casa,
pero olvide pedirte tu dirección, ¿Tienes tiempo?
Estaba
a punto de decir que no, pero observo que Marín se despedía de unas personas a
lo lejos y se dirigía hacia ellos.
-Si…
si – dijo nerviosamente – ¿Vamos al centro no? Mira ahí viene la colectiva.
-Está
bien., solo que… - No termino de decirlo, y Alberto lo empujó hacia dentro del
transporte – Espera Al… tenemos que hablar.
-Vamos,
que el camión se ira – ambos se subieron y rápidamente encontraron asientos
para acomodarse, a diferencia de la mañana que todos iban llenos, Mario saco de
su mochila un blog de dibujo.
-Mira
Al, estos son los dibujos que he hecho de los “Aliens” para que te des una idea
de ya sabes qué.
Alberto
tomo el blog, los dibujos eran realmente buenos, tenían una breve descripción
del extraterrestre en cuestión.
Alíen:
Chabelinense
Le
gustan: Programas de concursos
No
le gustan: Niños
Frase:
¿Qué paso cuate?
Puntos:
¿¿¿???
¿Quién
lo derroto? Mónica (La sádica)
Este
rival era muy parecido a un muñeco que fue muy popular en los ochentas o noventas,
parecido a un animador de concursos que se transmitía los domingos por el canal
de las estrellas en México, su aspecto parecía ser el de un robot del tamaño de
una botarga.
-¿Pero
qué demonios? Esto debe ser una broma – Alberto se sobresaltó, había pensando
en algo más deforme como la última vez, pero ahora se daba cuenta que tal vez
podrían ser cualquier cosa.
-Si
eso te impresiona, mi otro dibujo te dejara pasmado.
Rápidamente
cambio de hoja y vio el otro alien, este era aun mas inusual que el anterior.
Alíen:
Maya
Le
gusta: El canto de las Aves
No
le gustan: Mestizos
Frase:
Te busca mi corazón
¿Quién
lo derroto? Ulises
Ese
alíen era parecido a un guerrero Maya, engalanado con una vestimenta de guerra,
con un escudo y un arma de madera dentada con obsidiana conocida como macuahuitl,
la base de madera donde todo se
unía, tenía un grabado de un cráneo, adornado con lo podrían ser piedras
preciosas.
Alberto
analizo y quería más información además de la que tenía en el escrito, la bajada
estaba próxima, cuando pararon empezaron a caminar y el muchacho empezó a
lanzar preguntas.
-¿Cuándo
tiempo has estado haciendo esto Mario?-
-Unos
meses, aproximadamente siete, solo que no he tenido tantas misiones como
piensas, solo han sido las tres de mi blog, el alíen Maya mato a varios del
equipo, ya que constantemente estaba creciendo, pero a todos nos tomó por
sorpresa, parecía ser alguien fácil de derrotar al principio, de hecho, fuimos
transportados hasta la Riviera Maya, conocí chichenitza de noche., él estaba en
la cima de la pirámide y nada más llegar empezó a matarnos, fue horrible, era
tan fuerte que el traje no sirvió para nada – Al recordarlo Alberto noto el
miedo y desesperación en sus ojos, y Mario continuo.
-Lo
atacamos con todo lo que teníamos, recibí un ataque el cual me dejo
inconsciente y desperté ya que estábamos en el departamento y posteriormente
solo quedamos nosotros de un grupo aproximado de quince personas, todas muy
fuertes cayeron ante su fuerza, no hay términos medios con los oponentes, a
veces simplemente caemos como moscas, igual el problema que detectamos fue que
no éramos un equipo, cada uno iba por su lado, los inexpertos trataban de
apoyarse de los fuertes como Ulises, pero el solo los usaba como carne de
cañón, la verdad no comentamos nada acerca de lo que paso los que logramos
sobrevivir, en esa misión Adolfo consiguió los famosos cien puntos o eso me
dijeron, la verdad es que prefiero no cuestionarlo, pero tiene un arma muy
poderosa.
Mientras
Mario hablaba, Alberto se hacía mil y un imaginaciones en la cabeza, ¿El
próximo alíen sería muy fuerte? ¿Terminaría muriendo de forma horrible? Su
estrés llego a tal grado que sintió nuevamente que le faltaba el aire.
-¿Estas
bien Al? – Mario noto su dificultad para respirar, mientras se intentaba
detener de una pared.
-No,
no estoy bien… necesito uno minutos – Jadeaba muy fuerte, intentando llenar de
aire sus pulmones, las manos empezaron a temblarle.
-Ven
vamos a sentarnos un rato – Le sugirió Mario, mientras se dirigían a una banca
vacía en el centro – Iré a comprar un poco de agua espérame aquí.
El
muchacho, estaba invadido por el pánico, lo único en lo que podía pensar era en
“no quiero morir”, apretó los puños en desesperación, lo hacía con mucha
fuerza, mientras intentaba recobrar el aliento, su corazón estaba alocado,
empezó a marearse y se echó contra el respaldo de la banca.
-Cálmate…
todo está bien…- Obligo a su cuerpo a respirar despacio y lentamente, muy
lentamente se tranquilizó, pensó en una imagen de sí mismo, la más fuerte donde
estaba vistiendo el traje, esforzándose por no dejar morir a sus compañeros.
-Quiero
ser él, quiero no tener miedo, quiero ser fuerte – Concentro sus fuerzas en ese
símbolo de sí mismo para no caer más profundo en el abismo, apretó los dientes
giro a su izquierda y ahí estaba ella.
Sus
ojos se cruzaron por unos instantes, impresionada por el encuentro fortuito
empezó a caminar en dirección hacia él, arqueando una sonrisa de oreja a oreja,
una joven rubia de ojos castaños se aproximaba, Alberto estaba sudando por el
esfuerzo mientras que reconocía a Paola., se sentó a su lado dedicándole una
cándida sonrisa.
-Hola…
- Dijo tímidamente, su voz sonaba demasiado joven además de muy aguada – El
estudiante solo intento arquear una débil sonrisa a modo de respuesta.
La
infanta llevaba el uniforma de la secundaria, llevaba el cabello suelto y el
dobladillo de su falda era mucho más arriba de lo esperado, tenía frenos los
cuales sin darse cuenta le estaba presumiendo a si interlocutor.
-Disculpa
que no te agradeciera la ocasión anterior… estaba demasiado confundida, había
mucho que digerir, pensé que todo era una pesadilla, sino hubiera sido por ti
yo…
-No
tienes nada que agradecer – La interrumpió bruscamente - no iba a permitir que
asesinaran a nadie en mi presencia – Alberto sudaba frio mientras charlaba con
aquella moza.
-Creo
que, si es importante, otro hubiera huido, incluso yo lo habría hecho, estaba
muerta de miedo, pero esa fuerza me hizo sentir poderosa y también vi ese
destello en ti mientras acababas con esas cosas, yo… - Sus mejillas
enrojecieron, se sentía muy apenada, de su mochila saco un paquetito envuelto
en papel y lo puso sobre el regazo de Alberto.
-Sé
que no es algo que compense mi gratitud, pero consérvalo, es un amuleto de
buena suerte., ábrelo en tu casa ¿sí? – El muchacho asintió con la cabeza
mientras Mario se aproximaba.
-Al,
aquí está el agua… - Noto que estaba con Paola y el momento fue algo incómodo,
aunque rápidamente la saludo – Hola Pao… Qué sorpresa verte por aquí – El rostro
de Mario reflejaba una felicidad absoluta, pero ella se limitó a saludarlo por
compromiso y de manera cortes.
-Bueno…
me tengo que ir, fue muy agradable haberte encontrado… y gracias de nuevo… y a
ti… ¿Mario? Cuídate.
-Muchas
gracias, espero que nos veamos pronto… Pero si queremos estar en contacto ¿Por
qué no nos pasas tu número de teléfono? – El otaku actuaba de una forma un
tanto acosadora con Paola, ella se sintió incomoda.
-Se
lo deje a Alberto en un papelito… bueno… nos vemos.
Paola
huyo de Mario, mientras este conservo una estúpida sonrisita, se rasco la
cabeza de nervios mientras ella se marchaba, Alberto solo la miro a lo lejos y
movió si mano derecha en señal de despedida.
-Al…
¿Estas mejor?
-Eso
creo… la verdad es que, todo esto me abruma y no me siento bien para
acompañarte amigo… ¿podemos vernos después? – Mario observo a su compañero,
estaba muy abatido, tal vez esto le afectaba a él, mucho más de lo que se había
imaginado.
Se
despidieron y el emprendió el regreso a casa, con la promesa de que otro día
saldrían para conocerse mejor, el camino fue largo y tortuoso hasta llegar su
pequeño departamento en la azotea., alguien lo esperaba enfrente de la puerta.
-Vaya,
hasta que llegas Betito.
-
¿Mónica?
Fin del Capítulo 2
Capítulo 3
Entrenamiento
-¿Qué haces
aquí? ¿Cómo me encontraste? – Lo primero que Alberto hizo fue cuestionarla,
puesto que apenas habían cruzado un par de palabras la noche de la misión.
-¿Es tu forma
de tratar a las mujeres? Vaya, seguramente eres muy popular, llevo esperándote
un rato, entremos a tu casita ¿sí?
Alberto se
encontraba muy confundido con esta repentina aparición más que con la de Paola,
ambos entraron a su pequeño departamento y ella al ver la cama se arrojó, se
acostó boca arriba, traía puesto una chamarra de mezclilla y una mini falda,
con el traje debajo.
-Tu cama
apesta, es muy dura, no me gustan así los colchones.
-¿Viniste a
criticar mis cosas? – Alberto le clavo la mirada, mientras que recogia un poco
su tiradero.
-Claro
que no, solo que hace días que no duermo en una cama, lo haría en una incluso
tan mala como esta., bueno en fin… Veras el alto jefe me manda a que te de un
entrenamiento, nadie quiso hacerlo, bueno Mario si, solo que creo que no
pudieron llegar a ese punto., dime ¿Quieres intentar?
-No
lo sé, no ha sido un buen día… si te soy sincero quisiera descansar.
-Vamos
Betito, será divertido, además que sino entrenas el próximo alien puede acabar
contigo – Al escuchar esas palabras se sintió muy incómodo, reprimió su
malestar y lo convirtió en motivación.
-Bueno…
pero tengo que ponerme el traje… ¿Me disculpas?
-Por
mí no te preocupes, cámbiate, dormiré en lo que te preparas – Cerro los ojos y
se acomodó en la pequeña cama individual.
El
estudiante se sintió muy incómodo, se quito la ropa detrás de un ropero que
tenia, mientras que no le presto atención a su acompañante, primero los
pantalones junto con los zapatos, todo parecía de goma, era como vestir una
segunda piel.
-¿Ya?
– Cuestiono Monica, mientras le veía cambiarse.
-¡Hey!
¿Qué haces? Me esto cambiando.
-Relájate
bebe, no tienes nada que no haya visto antes en el departamento, solo tenemos
que… mira sabes que déjame hacerlo yo.
Rápidamente
ella se acercó a él, le subio los pantalones y posteriormente le ayudo a
ajustar la camisa con los receptores metálicos, y en poco tiempo estaba
completamente apenado y molesto.
-Te
recomiendo, que uses el traje regularmente, si se te llega a olvidar… bueno la
esfera solo da traje a los nuevos, ósea que ese out-fit será único de aquí hasta
que puedas salir del juego o te maten.
-Entiendo,
no traje es igual a una muerte segura por descuidado.
-Ya
lo estas entendiendo Betito, bueno vamos a empezar, primero., ¿Recuerdas como
activaste la fuerza? Intenta golpearme en las manos.
Aquella
chica se puso en posición de un esparrin, lista para recibir el puñetazo en las
palmas., el estudiante lanzo un golpe el cual ella recibió de lleno, pero no
pudo ni moverla un poco, Monica respondio con una bofetada.
-¿Oye,
de que se trata?
-Muy
lento y además débil, otra vez.
Alberto
volvió a lanzar un puñetazo ahora con más fuerza, pero el resultado fue el
mismo, la chica ni se inmuto volviendo a darle una bofetada.
-Vamos
inténtalo con mas energía, como la ultima vez.
El
joven tomo una bocadana de aire y después la exhalo lentamente, relajo sus
musculos y posteriormente volvió a hacerlo, concentro toda su fuerza en el puño
derecho, dando un golpe mas certero, el impacto se escucho muy seco a una
persona normal le habría causado daño, pero Monica aprisiono el puño de Alberto
y comenzó a triturarlo.
-Espera
¿Qué haces? Duele… espera.
-Golpeame
con el otro puño, ¡HAZLO MARICA!
La
ira del muchacho se desencadeno, y con su brazo izquierdo la golpeo fuertemente
en su otra palma, los musculos empezaron a engrosarse, su fuerza aumento en un
pequeño instante, mientras observaba una risa ironica en el rostro de aquella
mujer.
-Bien,
parece ser que si tienes chispa, pero… - Monica aumento de igual manera el
grosor de sus musculos, teniendo una robustez similar a la de Alberto, chocaron
ambas fuerzas, forcejeando una contra la otra.
Debido
a la experiencia de la sadica, el estudiante empezó a ceder en cuanto a fuerza
y poco a poco sus musculos volvieron a menguar, hasta llegar nuevamente al
punto donde su fuerza volvió a ser normal., Monica lo arrojo de ella y este
retrocedio unos cuantos pasos.
-¿Lo
entiendes? Los músculos sintéticos son activados con la adrenalina cuando corre
por tu cuerpo, hasta donde sabemos te dan fuerza sobre humana para equipararse
a la de los aliens, funciona básicamente para todo el cuerpo con excepción de
la cabeza ya que el traje no tiene una careta o casco, vamos afuera, ponte algo
de ropa encima.
Todo
había pasado demasiado rápido, el no lo comprendio del todo en ese instante,
pero en cuanto desbordo sus emociones el traje reacciono, salio con aquella
chica para ir a la siguiente prueba que serian los saltos.
Fueron
a una zona cercana llena de edificios, Mónica se puso en la base de uno de
ellos y le dijo lo mismo.
-Concentra
tu energía en las piernas, deja que explote y podrás ascender rápidamente, ven
vamos a la zona más oscura, procuremos que no nos vean.
Ambos
se prepararon en la zona donde la luz no podía alcanzarlos, la joven
rápidamente pudo efectuar un salto que la posiciono en la azotea, al instante
el estudiante quiso realizar la misma acción, pero en lugar de ascender salto y
al caer tropezó cayendo al piso golpeándose de lleno el rostro.
-Mierda…
- Toco su cara, se había lastimado la nariz, mientras que escucho la risa de su
compañera.
-Pero
que tonto, bueno supongo que esto ayudara, cierra los ojos te voy a dar
motivación extra.
Aquella
mujer se acerco rápidamente asechandolo, rápidamente quedaron cara a cara, su
aroma era muy dulce, se fijo rápidamente en su boca y luego en sus ojos, ella
lo noto y empezó a sonreir.
-¡Que
cierres los ojos carajo! – Alberto los cerro, se sintió muy nervioso, sintió el
aliento de ella golpear sus labios, el por inercia los abrio un poco, los
segundos parecieron horas, hasta que por fin se acerco lo suficiente, y le dio
un fuerte puñetazo de lleno en la cara lanzándolo al piso con rapidez.
-Que
imbécil eres, nunca bajes la guardia con nadie que sabes que pueda patearte el
trasero, ¡Atrápame si puedes! Y tal vez consigas un premio.
El
muchacho se levantó con una enorme ira y apretando los dientes, mientras la
veía subir el edificio, y el la siguió, cegado por la rabia de hacerla pagar,
ambos corrieron por las diversas azoteas de todo el lugar, dando saltos muy
altos y aterrizando con el sistema de amortiguadores del traje., cada vez eran
mas rapidos, ella huyendo de el, haciéndole caras para motivarlo.
Sin
darse cuenta, Alberto empezó a liberar las tensiones que lo aquejaban, su
cuerpo respondía de manera natural, poco a poco estaba haciendo esas nuevas
habilidades suyas, pasaron por varios edificios, hasta que en un borde que ella
piso, este se desmorono por el poder sus piernas haciéndola caer., el chico la
tomo del brazo y ahora estaba pendiente de él.
-Estuvo
cerca ¿no? – Pregunto con ironía, suavemente la subió.
-Cállate,
solo tuviste suerte., parece que vas entendiendo lo básico de como funciona
esta cosa, bueno ese era mi trabajo – El Sonrió.
-Gracias
Mónica
-Ya,
ya, no me mires con esa carita Betito, me haces sentir incomoda, además ya es muy
tarde, tengo que irme, ¿puedes regresar solo?
-Sin
problema, no te preocupes por mi, fue un placer.
-Cuídate
tonto – Le mando un beso de lejos y poco después se esfumo y el regreso a su
departamento, hasta que cayó en la cuenta de que no había recibido el premio
por ayudarla.
Por
unos instantes, se había sentido satisfecho, aún tenía miedo, pero poco a poco
debía mitigarlo, ya que por unos instantes sintió esa falta de respiración.,
abrió la ventana de su cuarto y se arrojó, no tardo nada en llegar el piso
golpeándose nuevamente el cuerpo, pero con el traje se sintió invencible.
Fin del capítulo 3
Capítulo 4
Nueva Misión
Al
día siguiente, despertó mucho más animado, tenía una oportunidad de salir de
ese lugar, solo necesitaba entrenar y conocer bien las armas, reviso sus
pantalones y encontró el paquetito que Paola le había dado, estaba envuelto en
papel y lo destapo con cuidado, revelando que era un llavero con la figurita de
un súper héroe conocido, y en a base de el tenía una inscripción.
“Mi Héroe”
Sonrió
para sí mismo, jamás en la vida alguien lo había llamado de esa manera, incluso
su propia familia parecía más interesada en cualquier otra cosa que no tuviera
que ver con el, sus hermanas eran el foco de sus padres, siempre terminaba en
el último termino aunque ahora no importaba ese tema dentro de sus
pensamientos, su vida volvía a ser tan tranquila y monótona como siempre, solo
que ahora trataba de evadir a Marín cada que la encontraba.
Esa
tarde se reunirían en el bar de Adolfo, ya que según sus fuentes probablemente
ese día tendrían la misión, y lo mejor era idear un plan para estar preparados
para no tener pérdidas en el equipo, se alisto con el traje debajo de su ropa,
tomo su mochila y guardo algunas cosas para comer durante el camino.
Encendió
la radio mientras preparaba todas sus cosas.
Hace mucho tiempo que no
recibíamos la visita del Obispo Dionisio, directamente del vaticano, viene a
bendecir algunos nuevos santos que se han beatificado recientemente como Santa
Úrsula de las Espinas, San Anteofilo de los maderos y San Jorge de las espadas,
la sede será en la catedral principal de nuestra amada Puebla, la cita es a las
dos y media de la tarde, se bendecirán los cuadros pintados al óleo para que
sean venerados y puedan llevar sus veladoras, a la gloria de estas hermosas
personas, que en antaño ayudaron a los más necesitados, y ahora son honrados en
la iglesia católica apostólica romana.
Alberto
cambio de estación de radio, a una donde se escuchará música, no era para nada
religioso, y mucho menos le gustaba ir a la iglesia, sus padres le habían
inculcado una fe, pero el mantenía sus distancias con cualquier deidad, más aún
ahora que había empezado a matar seres vivos.
Tomo
sus cosas y salió de su pequeño departamento, nuevamente puso sus audífonos
conectados a su teléfono y puso la música a todo volumen., camino sin prisa a
la parada de los camiones, por un momento observo el callejón donde había sido
asesinado tiempo atrás, movió la cabeza en forma de desaprobación, pero la
curiosidad lo movio asi que se acerco a él, no parecía nada extraño salvo que
había un pequeño altar con la fotografía de su excompañero con muchas
veladoras, lentamente se acerco.
-Sera
que alguien… ¿me habría puesto una veladora?
Observo
la fragilidad de la vida en uno segundos, los cuerpos ya no estaban, se
pregunto lo que habría pasado con la bestia, al momento unos botes de basura
cayeron tras suyo giro al instante y vio lo que parecía ser un animalito tímido
buscando comida entre la basura, su color pardo le llamo la atención, se acerco
y pudo observarlo., de momento lo impacto, pero era muy similar a la bestia que
lo había atacado esa noche, solo que increíblemente mas pequeño.
La
creatura se asusto al verlo, intento correr pero era demasiado torpe y termino
golpeándose, sus berridos parecían los de un osezno, Alberto se acerco aun mas
y lo observo detenidamente, la criaturita estaba temblando., Alberto saco su
arma pequeña de su mochila y le apunto, jalo un gatillo y al momento de
presionar el otro, dudo.
-¿No
te parece injusto? Llegar un lugar extraño, perder a tu familia y después de
buscar comida en la basura, alguien te quiere matar, vaya que la vida es
injusta., estas tan indefenso que incluso un perro grande podría matarte si
quisiera, no tendría remordimiento alguno solo lo haría por porteger su
territorio, tus padres cometieron errores, errores grandes y ahora, ¿Te toca
pagar a ti? Tal vez podría evitarte ese dolor…
Pensó
en dejarlo con la policía, al mismo tiempo probablemente lo llevarían a una
unidad veterinaria y estudiarían su cuerpo., tomo al ser de una manera
delicada, era parecido era una quimera de gato, oso y perro, su cuerpo no era
muy grande, tal vez mas pequeño que una liebre.
El
ser cogeaba de una de sus patas, estaba muerto de miedo por su destino en las
manos de ese muchacho, sus ojos eran grandes, asomo los pequeños colmillos en
señal de defensa por un segundo, para después volver a asustarse.
-Lo
siento mucho…-
Paso
una hora de camino al bar de Adolfo, llego a la estación de camiones que salían
de la ciudad, compro el boleto y espero su turno formándose en la fila que era
bastante larga, no tenía prisa por llegar, nuevamente se reuniría con aquellas
personas de las cuales solo conocía el nombre y ciertos modos como los de
Mónica.
Espero
ahí pacientemente, los minutos pasaban y los camiones se marchaban repletos de
personas a bordo, cuando le toco a él, nuevamente se aferró al pasamanos, ya
que los asientos no se respetaban, estaba muy acostumbrado a ese tipo de cosas,
simplemente se acomodó lo mejor que pudo y salieron de la estación.
Contemplo
poco a poco como las zonas urbanas se hacían cada vez más pobres, además de
peligrosas, los camiones solo dejaban bajar personas, no subían a nadie., ya
que era un servicio especial para evitar asaltos a los camiones.
El
camino prosiguió hasta llegar a un lote baldío donde el pidió su bajada, a lo
lejos parecía haber una suerte de pueblecito, el camino casi rural, adornaba
los pobre alrededores, ya no se distinguía mucho la ciudad, camino por esos
lares y entro al poblado, se veía bastante sucio y en su mayoría eran casa de
madera, muy separadas una de otras, las personas no le prestaron mucha atención
al joven, pero tampoco se veían demasiado amistosas.
Camino
hasta la zona donde había varios negocios y una especie de mercado, ya era de
tarde, pudo observar los diferentes negocios y muchos deambulando por el lugar,
sin darse cuenta algunos señores empezaron a rodearlo.
-
¿Qué haces aquí forastero? No eres bienvenido, ¡Lárgate Carbón! – La vos fue
carrasposa y arrastrada, se notaba el estado de embrutecimiento de aquel tipo,
pero lo acompañaba un gran machete., atrás de él había más hombres igualmente
armados.
Esto
puso en alerta al estudiante, quien se limitó a disculparse e intento huir de
forma pacífica de ahí, pero al dar media vuelta choco contra un tipo grande y
fornido, vestido de calzón de manta.
-Si
quieres irte, tienes que pagar una cuota… cáete con todo lo que tengas…
Alberto
no tenía mucho dinero, saco su cartera y posteriormente les dio lo que llevaba.
-¿Solo
cien pesos? Vaya… que jodido., lárgate.
El
muchacho hizo caso, mientras siguio caminando, hasta llegar al bar de Adolfo, a
la entrada encontró una cara muy sonríen que le esperaba.
-¿Qué
onda Albertito? Llegaste muy temprano – De momento no la había reconocido, mas
con el atuendo que llevaba, una mujer más alta que él, blanca y de figura
delgada al mismo tiempo que encantadora lo recibía, llevaba un maquillaje
bastante llamativo, sostenía un cigarro y de vestimenta una minifalda además de
un top muy pegado, que resaltaba su figura femenina.
-¿Te
conozco?
-Vaya
que eres tonto, soy yo Sofia… venga dame un abrazo muchachito.
La
chica lo abrazo muy fuertemente, rápidamente se sintió incomodo, había otras
chicas de buen aspecto con la muchacha, todas empezaron a hacerle cariñitos,
incluso sintió una palmada en el trasero mientras era cubierto de abrazos.
-Ya,
ya… muchachas, déjenlo ira con el patrón, pasa… y espera en la barra.
-Gra…
gracias…
-Que
no te de pena, como ya te había dicho, yo soy la mejor., aunque tú también te
mueves bien – La última frase la hizo guiñándole un ojo., todas las chicas
hicieron varias fanfarreas con el ultimo comentario.
El
lugar estaba lleno, tabaco y alcohol se percibía por doquier, Ramón atendía la
barra, mientras que no se le veía a Adolfo por ningún lado, una rocola tocaba
canciones que no conocía, pero que supuso eran ambientar el bar o burdel en el
que estaba.
Se
acercó a la barra y Ramón enseguida lo atendió.
-He
mocoso, ¿Qué vas a tomar? ¿Cerveza o Tequila?- Se aspiro los mocos después de
preguntarle, lo cual Alberto respondio con una cara de desconcierto.
-Disculpa,
estoy buscando a Adolfo “el patron” ¿podria hablar con el?
-No
esta, seguro llega más tarde, ¿Qué vas a tomar? ¿O prefieres un cuarto para ir
a coger? O tal vez algo mas fuerte -
Sonrio maquiavélicamente al pronunciar sus ultimas palabras, aunque sus ojos
revelaban complicidad.
-La
verdad, solo venia a ver a Adolfo… creo que lo esperare afuera.
-Bien,
entonces largo… y no causes problemas, no nos gustan los buscapleitos.
Alberto
se dispuso a salir, hasta que alguien lo tomo de la mano.
-¿A
dónde vas idiota? – La voz era de Monica, quien estaba vestida como un chico,
gorra, pantalón de mezclilla holgado y una chamarra grande de piel y zapatillas
deportivas – Hay una habitación especial para nosotros, ven vamos.
La
chica se llevo a Alberto a un cuarto donde todo estaba oscuro, al momento de
que pasaron cerro la puerta y se lanzo sobre el.
-Recuerdas
que te dije que tendrías un premio, bueno aquí esta.
De
una manera muy tosca, Monica se acerco a el y clavo su boca con la suya, fue un
suceso muy inesperado, pero resulto muy placentero para el estudiante, en la
oscuridad, ella empezó a tocarlo mas íntimamente, mientras lo animaba para que
hiciera lo mismo.
-¿Pero
que carajo están haciendo? – Encendieron la luz del cuarto, Adolfo entro y los
miro de manera reprobatoria - Mi sala de
estar no es para coger Monica, y tu niño, mejor que no le sigas el juego a esta
pinche loquita.
-Eres
un aguafiestas, además no escuche que el niño se quejara – echo los ojos hacia
atrás, mientras veía al cantinero pasar hacia el escritorio., Alberto quiso
replicar, pero no se le ocurrio nada, tras el llegaban Paola y Mario, ambos les
clavaron la mirada, puesto que aun seguía Monica encima del estudiante, al
instante ella se levantó riéndose para irse a una esquina.
-¿Al?
¿Ella y tu estaban? – Pregunto Mario, con algo de ira combinada con envidia en
sus ojos.
-No,
no… para nada es lo que parece – Paola se indignó y se fue a sentar lejos de
los dos, decir que estaba ruborizado era dejarlo muy abajo.
-Bueno,
a mí que me importa a quien te estés cogiendo – El tono del otaku, era con
furia pasiva., Mónica se regodeo en lo que había provocado.
-
No es como que me tenga que justificar con ustedes, apenas y los conozco –
Alberto era de esas personas que toleraba muy poco las criticas hacia su
persona, ya que duranete gran parte de su niñez, había sido juzgado duramente
por su padre.
-Somos
un equipo no seas ingrato, nos cuidamos las espaldas, no deberíamos tener una
relación más allá de la amistad, eso puede provocar problemas, querer llamar la
atención no te llevara a ningún lado.
-¿De
verdad te estas poniendo moralista Mario? – Alberto empezó a sentirse molesto
aparte de incomodo, no le gustaba dar explicaciones a nadie, menos a un tipo
que pretendía ser su amigo.
-Estoy
tratando de que no cometas una estupidez, ella no es de fiar, lo ha hecho antes
y…-
-Tampoco
es como que lo estuviera planeando – Interrumpió bruscamente a Mario – Nadie te
pidió tu opinión Mario – Le clavo la mirada con muchísima ira.
-Tal
vez no habrá próxima vez, cuando te falte el aire como el otro día – Alberto
apretó los dientes, su compañero le había dado en un punto sensible – Igual y podrás
nuevamente lucirte frente a las chicas para que te idolatren.
-¿Eso
es lo que te preocupa? ¿Las chicas? Yo no hago esto por querer ligar, si esa es
tu preocupación, adelante lúcete, mata a esas creaturas como si fuera un
maldito video juego, que por mi parte mi objetivo es sobrevivir, pero recuerda
esto.
“No eres un jodido súper héroe”
Solo eres un
otaku, que cree que todo se consigue con ganar el juego, cuando ni siquiera se
esfuerza por ser maduro y afrontar la realidad.
La tensión
estaba demasiado alta, Paola se empezó a preocupar y Monica estaba divertida de
lo lindo., Alberto se dejo consumir por la ira e insulto a su compañero y
visceversa, los animos se calentaban mas y mas, pareciendo un par de niños
pequeños luchando por la atención del equipo, ambos igual de incisivos que en
un momento de desesperación,
-Lo que yo me
crea no es asunto tuyo, es la forma con la que lidio con mis problemas, además
Paola estaba muy preocupada por ti mientras tu estaba toqueteándote con la loca
– Mario intento moderar sus palabras, pero había metido a alguien mas en
discordia.
-Pues lo
lamento, Monica me trajo aquí y no pude reaccionar, cuando me di cuenta ya
estaba encima de mi – Volteo de manera furtiva a ver a Paola, mientras que
Mario noto como las miradas de ellos dos se cruzaban y un destelle de interés
de parte de ella pudo notarse claramente, mientras se aliviaba por saber que
entre Alberto y la Sadica no había sido consentido del todo.
-Entonces deja
de comportarte como un idiota., la próxima vez, no ire a salvarte el trasero –
él estudiante lo ignoro dándole la espalda, esto Mario lo tomo como una gran
ofensa, se sintió frustrado y fue a confrontarlo, mientras observo por un
momento a Paola, el otaku le arrojo un puñetazo y este lo recibió de lleno en
la cara ya que no lo esperaba.
-Maldito hijo
de – Formo un puño y lo golpeo en la cara, esto hizo que el otaku saliera
despedido contra el suelo, rompiendo una mesa, cuando se levantó se lanzó
contra Alberto y ambos empezaron a golpearse en el piso.
-¿Qué hacen?
¡BASTA! - Grito Paola, mientras veía como se estaban lastimando.
-Pero ¿Qué
carajo? ¡Mi mesa! – Rápidamente se acercó a ellos separándolos al instante,
lanzando uno lejos del otro –Quieren pelear ¿verdad?
Adolfo le dio
un puñetazo en la cara a Alberto rompiéndole la nariz, y a Mario lo golpeo tan
fuerte en el estómago que lo hizo vomitar.
-No soy su
maldita niñera, ya se los he dicho, me importa muy poco si quieren matarse,
pero respetaran mi autoridad cuando este presente., ambos van a pagarme esa
mesa y se van a disculpar el uno con el otro como el par de niños que son, no
mide la gravedad de las cosas, y si vuelven a actuar de esa forma, considérense
no volveré a apoyarlos en una misión.
Tomo las manos
de ambos y las unio a la fuerza, obligándolos a disculparse, para después
decirle a Mario que recogiera su vomito, ambos estaban bastante lastimados, los
golpes de Adolfo habían sido demasiado severos, Alberto recordó a su padre
sobre todo en la fuerza y en severidad del castigo.
Se limpio
Sangre y posteriormente se sento en uno de los asientos, Monica ni se inmuto,
estaba al otro lado de la habitación, sentada en un sillón grande y en unos
pocos instantes se quedo dormida, Paola quería acercarse a Alberto, pero no se
le ocurrio una manera correcta de hacerlo, mientras el otaku había salido para
conseguir como limpiar el piso.
Paso un rato y
llego Orlando, saludo amablemente mientras se dirigía a hablar con Adolfo a su
oficina, ambos se encerraron para hablar con privacidad, poco después llego
Sofía y al ver el desastre junto con la mesa rota.
-Alguien se va
a morir, esa mesa es… o Dios ¿Alberto? ¿Qué madres ocurrió aquí?
-Al y Mario se
pelearon… y rompieron la mesa – Dijo suavemente Paola al ver la sorpresa de la
muchacha.
-Ni
hablar, bueno sera mejor que nos cambiemos, ven – Le sugirió a Paola que se
fueran a un cuarto dentro de la habitación.
Mario,
reflexiono un poco acerca de su comportamiento, pero no pudo acercarse a
Alberto, había un pequeño abismo ahora entre los dos, Alberto tenia sus manos
presionando su nariz, le dolia mucho, lo cual solo aumento su malestar, el
solamente había ido para encontrarse con el grupo, jamas pensó que pasaría todo
eso, observo a la dormida Monica con algo de rencor., poco después salieron
ambos adultos de la oficina.
-Orlando
no me jodas, ¿de verdad?
-Si.,
yo también estoy sorprendido, ¿Entonces procedemos igual?
-Definitivamente
amigo., debemos sobrevivir esta noche…
Ambos
guardaron silencio, y cuando Adolfo vio que todos estaban reunidos, les dedico
algunas palabras.
-Se
que les parece muy extraño que los haya echo venir, pero la razón es muy
importante, hace poco me entere algo muy interesante sobre estas esferas, sobre
todo de su funcionamiento real, resulta que cualquier cosa y digo literalmente
cualquier cosa puede ser un alienígena, me explico para los veteranos, nos
hemos enfrentando a varias alimañas muy poderosas, hemos perdido amigos y
también parte de nosotros en estas espantosas misiones, incluso puede ser que
estas cosas llegaran desde hace cientos o miles de años, y entre más antiguos
son, resultan ser más poderosos, la clave para superar estos obstáculos es, estar unidos., en la guerra es muy
usual que los involucrados no entiendan del todo porque están luchando, a veces
solo siguen ordenes con una fe ciega cuando no saben a lo que se enfrentan,
pero su fuerza radica en su motivación del y es pelear por sus compañeros,
nuestra fuerza está ahí en cuidarnos unos a otros, es por eso me molesta mucho
que peleemos entre nosotros, no acostumbro a dejar a nadie atrás, pero también
se que si algo se convierte en peso muerto simplemente lo dejamos atrás., Si
sobrevivimos esta noche les diré que es lo que Orlando logro averiguar., la
transferencia empezara dentro de poco, así que… Prepárense.
Alberto
se sintió muy mal por lo que había pasado, se levantó decidido a hablar con
Mario, cuando al momento empezó a ser transportado a la habitación en la cual,
ya había personas.
Fin del capítulo 4
Capítulo 5
Alíen Inquisidor
-Señor
¿Dónde estamos? – Se acercó un niño con uniforme de la secundaria ensangrentado
– Debo regresar con mi madre, se va a preocupar.
Detrás
de él estaban un par de Gemelas, las cuales estaban llorando desconsoladas,
preguntándose que era ese lugar., también había un anciano, el himno de a
Puebla ya se estaba escuchando.
-Tengo
miedo señor, ¿Cuándo puedo irme a casa? No puedo tocar el picaporte de la
puerta, por favor ayúdeme – La desesperación se reflejaba en los ojos de
infante.
-Jovencito
– Se acercó el anciano - ¿Esto es el cielo? Hace poco estaba en el hospital, de
momento empecé a sentirme mal y de repente desperté aquí.
-Tranquilos,
responderé a todas sus dudas – Su ansiedad se hacía presente, sintió un miedo
terrible por lo que estaba por venir., pero tenía una carga moral grande con
ellos – Todo está bien, no se preocupen, no están muertos, lo primero que
necesito es que se tranquilicen, dentro de un rato esa esfera de allá se abrirá
y de su interior habrá trajes como el que llevo puesto, saldremos a cazar a una
bestia y después podremos ir a casa…
-Muy
bien muchacho, me encargo desde aquí… - Se escuchó detrás suyo la voz de
Adolfo, poco a poco todos empezaron a ser transferidos dentro de la
habitación.,((además de un tipo enmascarado, el
estudiante lo conocía muy bien, se trataba de un luchador en decadencia su
nombre era “Impacto Celeste” en su traje se veían dichos colores pero en su
máscara podía apreciarse un polvo blanco muy cerca de la nariz, lo cual
revelaba lo narcotizado que se encontraba.,)) el cantinero les repitió
el monologo que le había dado a los que habían sido transferidos junto con el
la última vez.
El
rápidamente se fue al baño, empezó a sentir la falta de aire una vez más, el
niño lo siguió.
-¿Esta
bien señor? – Su mirada era de una autentica preocupación, aquel muchachito
tenia el cabello enrizado, de piel morena y rasgos infantiles, tal vez media un
metro con cuarenta centímetros.
-Si…
esto… me pasa todo el tiempo… por favor, cuando la esfera se abra, te van a dar
una mochila metálica, ahí habrá un traje como este que llevo puesto, por favor póntelo,
toma un arma y después… - inhalo con mucho esfuerzo, para poder continuar – Quédate
cerca del grupo…- El niño estaba confundido, pero entendió el mensaje.
La
esfera por su parte detuvo el himno a Puebla, y comenzó a mostrar el mensaje de
bienvenida para los nuevos y los veteranos.
70D05 U573D35 3574N MU3R705
53 L35 H4 3NTR3G4D0 UN4 NU3V4 V1D4
PU3D0 H4C3R C0N ELLAS L0 QU3 M3 PL4ZC4
4L M3N05 354 35 L4 730R14
H1J05 D3 PU74, V4N 4 54L1R 4 M474R 4
35T3 C48R0N
Nombre: Alíen Inquisidor
Proviene: Planeta Suma Caridad
Le gusta: Diezmo
No le gusta: Los Herejes
Frase: Cristo lavara tus pecados con
sangre
La
esfera se abrió de golpe, el anciano se acercó y gritó.
-
¡Hay una chica dentro de la esfera! –
Alberto escucho la voz alarmada del anciano., al mismo tiempo volvió a la sala
del departamento, se acercó a la esfera con curiosidad y la vio, una chica,
estaba conectada dentro de la bola completamente desnuda e inconsciente., salió
el último mensaje para empezar la transferencia.
Espere por favor
1:29:38
Las
cosas estaban pasando demasiado rápido, el tiempo ahora era media hora más que
la última vez, Alberto se estaba preguntando como terminaría en esta ocasión,
tomo la maleta que decía “niño de secundaria”., pero no lo vio por ningún lado,
ya había sido transferido.
-¡MALDITA
SEA NO!- Acomodo su espada y la pistola en sus compartimientos, se quitó la
ropa que traía encima del traje, mientras que veía que era transportado a la
catedral principal del centro en Puebla, por alguna razón todo se veía
inusualmente oscuro a pesar de que había muchos carros y personas que pasaban
rodeando la catedral.
-¿No
pueden verme? – Se preguntó a sí mismo, ya que su presencia, había pasado
inadvertida a pesar de que muchas personas podían ver hacia dentro de la
catedral, y no les pareció raro que un joven apareciera de repente en el patio
exterior.
Sus
pensamientos fueron interrumpidos por un grito de terror, lo cual lo puso en
alerta, se congelo y empezó a hiperventilarse, cerró los ojos, no quería estar
ahí, no deseaba hacer esas matanzas, nuevamente escucho el grito pero ahora
pidiendo ayuda., recordó por un momento los ojos de ese niño pidiéndole algo de
apoyo, apretó los puños, dio un paso, sus piernas apenas le respondían, pero
dio el siguiente, y luego uno más, se aferró a la caja metálica que tenía entre
manos y empezó a correr hacia donde escucho el grito.
-¡HERMANO!
– Grito fuertemente, corrió y corrió hasta llegar a las enormes puertas de la
catedral que estaban completamente selladas, reunió todas sus fuerzas en las
piernas y salto tan fuerte saltando por encima de la enorme catedral con
diseños góticos, su impresionante salto lo hizo sobrepasar todo lo alto de la
edificación y pudo ver al niño junto al anciano huyendo de tres entidades,
empezó a caer a gran velocidad, hasta que se interpuso entre ellos haciendo un
estruendoso aterrizaje agrietando el adoquín donde impactó.
-Niño…
ponte el traje de la maleta -Su respiración se agito, mientras le arrojaba la
caja metálica – Detrás de mí y tú también anciano – Su voz sonaba muy agitada.
-Muy loable tu actuar mozo – Escucho una
carrasposa voz con acento español- pero
me parece que vosotros sois los que han enviado para matarnos, ¿No es así? -
De
las sombras apareció una entidad envestida con una armadura con una cruz roja
incrustada en el peto, su casco se asemejaba uno troyano, con plumas en la
copa, portaba una espada como arma principal y de los hombros caía una capa
celeste que llegaba hasta el piso, a sus costados estaban una mujer de largos
cabellos con una expresión severa y unos ojos desorbitados, también con una
armadura pero sin cubrirse el rostro, su arma era un látigo con espinas
incrustadas y por último, un hombre que más bien parecía una mole, de gran
tamaño y prominentes tendones, cargando un gigantesco madero a cuestas, su
vestimenta parecían andrajos.
-Vosotros Cazadores, vamos a exterminaros,
aquí y ahora – Se abalanzo contra Alberto desenvainando su espada, el
muchacho hizo lo propio y ambas armas se impactaron, sus músculos empezaron a
engrosarse, para hacerle frente a la bestial fortaleza del caballero,
rápidamente observo como la mujer extendió su látigo intentando alcanzar al
viejo y al niño.
-Maldita
sea ¡NO! – Grito Alberto., desesperado por no liberarse del ataque.
-No me ignoréis – En un descuido el
caballero, aparto su espada y en un rápido giro sobre su propio eje golpeo a
Alberto en la cara, esto lo desorbito por un segundo, el látigo de la mujer pareció
alcanzar a sus víctimas, cuando de las sombras salió Sofía e intercepto el
ataque con una catana.
Mónica
detrás de ella salió corriendo, y fue contra el gigante musculoso dándole un
fuerte golpazo en el estómago que hizo salir volando hacia unos pilares.
Se
escucharon varios impactos lejos de donde estaban, volteo y en el tejado
observo a Paola, disparando desde lejos.
Alberto
se incorporó rápidamente, el caballero nuevamente fue a su encuentro.
-Parece ser que vosotros sois fuertes, pero
no lo suficiente como para acabar con nosotros “Los Santos” vais a morir herejes de mierda -
rápidamente empezó a correr en dirección a él preparando su ataque, tomo con
ambas manos su espada e intento cortar en dos a Alberto, pero este fue más
rápido, girando hacia un lado para ponerse de pie, alargo la hoja de su catana
y con todas sus fuerzas abanico para cortando por la cintura., el tipo de la
armadura, pareció recibir de lleno el golpe, su mano intercepto la hoja
deteniéndola con los dedos.
-Este material es formidable, ¿Quién hace
vuestras armas? Tengo que felicitaros - el chico intento forcejear, pero la
fuerza de este era brutal, con su otra mano libre, tomo su espada y se la
arrojo a Alberto, el golpe le daría de lleno en la cara, probablemente con esa
fuerza le haría un enorme daño, cerró los ojos escucho el choque de dos
metales.
-¿Mario?
– Abrió sus ojos de golpe, sorprendido por ver como la catana del otaku se
había impactado con la del caballero.
-No
soy un súper héroe, pero… somos compañeros y si puedo ayudarte, lo haré-
El
rostro de ambos se ilumino, Alberto tomo su pistola y le disparo al caballero,
este exploto de su hombro izquierdo.
-JOLINES,
¿PERO QUE HABIS HECHO? – Alzo su brazo derecho y su espada volvió hacia él,
liberando la catana del estudiante.
El
otaku, rápidamente intento hacerle un corte, pero lo esquivo fácilmente
arrojándose hacia atrás., pero su compañero aprovecho la oportunidad, para
lanzar otro ataque con la pistola, ya que había sido más efectivo.
-A un caballero, no se le sorprende dos veces
con el mismo truco, PRINGAOS.
Con
una velocidad impresionante cubrió el ataque con un escudo que tenía en su
espalda, la carga explosiva se activó, pero no recibió ningún daño, el escudo también
estaba intacto.
-Yo también tengo mis propias armas,
bendecidas por su santidad.
Alberto
siguió disparando, mientras que Mario intentaba cortarlo con la espada, pero ambos
ataques eran inútiles, su rapidez y defensa parecía impenetrables, el caballero
se cansó de recibir ataques y empezó a correr hacia ellos, ambos saltaron a los
lados para evitar el ataque, pero el santo arrojo su espada contra uno y contra
el otro inicio ataque cuerpo a cuerpo.
-Pero si vosotros sois solo unos niñatos, vais
a morir por mi mano.
De
un golpe, desequilibro al otaku, haciendo que perdiera la catana,
posteriormente, empezó a golpearlo en la cara, sus puñetazos eran bastante duros,
Mario no podía defenderse e intento esquivar, Alberto rechazo el golpe de la
espada con la catana, en ese ataque perdió su arma tras impactarse fuertemente
contra la espada, al incorporarse corrió con todas sus fuerzas hacia donde
estaba su compañero, el cual estaba recibiendo una paliza.
Engroso
sus músculos e intento golpearlo por un costado, pero se encontró con el escudo
del caballero, deteniendo de lleno el ataque, rápidamente él santo se agacho al
notar el impacto y de una patada baja, hizo que ambos cayeran al piso, llamo a
su espada para intentar clavársela a Alberto, pero este antes de que lo tocara
reacciono y sostuvo la hoja con sus manos, mientras forcejeaba para intentar
matarlo.
Su
compañero, se incorporó también engroso sus músculos para golpearlo, pero el
resultado fue el mismo, tanto como su espada, el escudo se movía también con
las órdenes del caballero.
-Maldición
Al, es muy duro- Golpeaba, intentando ver una abertura en su defensa, pero no
lo conseguía, el escudo se movía tan rápido tal como si tuviera mente propia.
-Es la defensa Absoluta del caballero de la
espada, es hora de morir ¡HEREJES! -
La
hoja de la espada, estaba a punto de alcanzar el cuello de Alberto para
perforarlo, nada podía hacerse hasta que.
-¿Pero
qué coño?
La
cara del caballero exploto, lanzándolo hacia atrás., un jovencito salía de las
sombras vistiendo un traje negro, era el niño de secundaria, el cual empezó a
disparar y disparar contra el caballero.
-Déjalos,
déjalos ¡Ya! -
La
armadura del caballero explotaba con cada disparo que, hacia el infante, el
ataque lo había tomado por sorpresa, todos se incorporaron, y atacaron
disparando, hasta que la espada voló hacia ellos, golpeando al niño.
-¡NIÑO!
¡NO!- Alberto se encolerizo y salió rápidamente contra el caballero, el cual se
levantó y su armadura quedo hecha pedazos, dejándolo solo con parte del casco y
su escudo, nuevamente intento golpearlo con todas sus fuerzas, simulo el ataque
y en el último momento tomo el escudo para empezar a forcejear contra él,
engroso los músculos de sus brazos al instante todo su cuerpo reunió sus
fuerzas, el traje hizo que aumentara de tamaño, todos sus músculos se activaron,
tal fue el poder que se lo arrebato, al instante con el mismo escudo ataco al
caballero enterrándoselo en el pecho, empezó a clavarlo más y más, hasta que lo
arrastro por todo el patio incrustándolo en una pared.
-¿Creéis que habéis ganado? – Empezó a
toser sangre – Pues no., ¡Ven a mi
espada!
La
espada regreso a su dueño, intentando atravesar a Alberto, pero esta no venia
sola, Mario la tenía agarrada del mango, y corriendo rápidamente hacia él.
-¡QUITATE
AL! –En una fracción de segundo el estudiante se apartó, para que su compañero
le enterrara la hoja en la cabeza, la cual atravesó partiéndole la cabeza, el
muro contra el que se impactó quedo hecho pedazos provocando la muerte del
caballero y dejando inerte el cuerpo.
Había
otros en batalla, Sofía y Paola se enfrentaban a la mujer del látigo de
espinas, las tres estaban en el tejado, junto con las gemelas que estaban
muertas del miedo., aquella mujer era muy hermosa, con cabellos largos y un
porte español, las iluminaba la luna, aquella mujer tomo su látigo e inicio el
ataque, lanzándolo contra Sofía, pero esta sin mucho esfuerzo esquivo todos los
ataques.
-Paola,
me estorbas, yo me encargare de esta Puta, llévate a esas niñas, ¡Largo! – La
infanta afirmo con la cabeza, y rápidamente se llevo a rastras a las dos
niñas., pero aquella mujer con una demostración de poder, golpeo el tejado
enterrando su puño lo cual provoco un temblor que desestabilizo a todas ahí,
las tres niñas del tejado resbalaron cayendo al vacio.
-¡NO!
La pelea es contra mi ¡Maldita! – Sofia no pudo auxiliarlas, solo escucho el
golpe seco de la caída, volteo por un segundo para saber si estaban bien, la
mujer se abalanzo contra ella tirándole un golpe, el cual la chica no pudo
esquivar, dándole de lleno en el rostro, pero esta cercanía hizo que también
tuviera oportunidad de contraataque, extendiendo sus manos y con un poderoso
agarre de sus palmas, ataco a tus orejas, el impacto fue bastante crítico,
puesto que la presión del aire se fue directamente a los tímpanos de la mujer
del látigo, esta se desoriento e intento alejarse, pero la muchacha no lo permitió.
-
¿A dónde crees que vas perra? – Socia engroso los músculos de su brazo derecho
y la golpeó fuertemente en la cara, mandándola a volar, pero la mujer en el aire
tomo su látigo, lanzo un ataque a la pierna izquierda de la muchacha y también
la lanzo por los aires.
Ambas
cayeron en el tejado, el impacto rompió el techo, cayendo ambas dentro de la
catedral., Sofía tomo su arma y activo los rayos equis, todo estaba oscuro, se incorporó
y apunto a todos lados, se había levantado también una nube de polvo que impedía
aún más la visión.
La
mujer del látigo, lanzo un ataque que tomo por sorpresa a la muchacha,
comenzando a golpearla por todos lados, apenas pudo alcanzar a cubrirse de
algunos latigazos, pero estos poco a poco iban a debilitar el traje, Sofía se tranquilizó,
aunque estaba siendo golpeada, respiro profundamente y comenzó a disparar hacia
el techo, las explosiones no se hicieron esperar, y la estructura empezó a
colapsar, aplastándolo todo.
La
mujer de cabello corto, empezó a correr por donde habían caído y al saltar por
la abertura para salir al tejado, siguió disparando hasta que todo se viniera
abajo en esa habitación.
Descendió
nuevamente al tejado, y un puño salió de los escombros, era su oponente, la
cual se veía claramente lastimada, sus ojos estaban inyectados en sangre, ambas
se vieron, rápidamente Sofía empezó a dispararle y su contrincante respondió
haciendo girar su látigo alrededor de su cuerpo, cubriéndose de los impactos de
la pistola, al instante empezó a dispararle las espinas, varias se impactaron
en el cuerpo de Sofía.
Su
cuerpos se sintió muy pesado al momento y cayó al piso, no sabía que estaba
pasando, pero su traje estaba arruinado, el líquido azul salió de los
receptores metálicos, si ella recibía un impacto más, podría ser su fin, al ver
que la chica estaba boca abajo en el piso, la mujer del látigo empezó a reír
estruendosamente, hizo girar una vez más el látigo para aplastar a Sofía y lo
lanzo hacia ella, pero la chica del cabello corto no se dejaría vencer tan
fácilmente, en el último momento se levantó, recibió el ataque con su brazo
izquierdo, que al impactar, las espinas lo laceraron, destrozándoselo al
momento, preparo su pistola disparo varias veces, la cabeza de la mujer empezó
a hincharse para luego explotar, matándola al momento.
-Maldición…
- La muchacha empezó a jadear, su brazo estaba lleno de espinas, sino hacia
algo rápido, moriría por desangramiento, tomo su arma, apunto hacia su humero y
halo ambos gatillos, rápidamente este se hincho para después explotar, el dolor
fue atroz, sus gritos fueron escuchados por todos, para después desplomarse en
el tejado.
Mónica
se encontraba enfrentando al último de los caballeros, una enorme masa de
carne, que apenas parecía un hombre, estaba hinchado por todos lados, su
grotesca apariencia, solo era comparada con la enorme fuerza que albergaba en
sí, tenía un madero enorme a cuestas.
-
Vamos gordis, déjate venir – Le dijo la chica del cabello ondulado, la cual
estaba en posición de batalla, muy parecida a la de un peleador de “King Boxing”,
daba pequeños saltos rítmicos para hacer un pequeño calentamiento a sus
acciones.
La
mole levanto el madero e intento aplastarla, la chica era muy rápida, con
facilidad esquivo y contraataco con una patada, la cual no hizo gran daño a su
oponente, logro moverlo un poco, el respondió intentando golpearla ahora con un
ataque de costado, Mónica, al dominar perfectamente las habilidades del traje,
engroso todos los músculos para recibir el ataque con las manos, recibiendo con
las manos el enorme madero, para empezar a forcejear con él.
Ambos
se encontraban en una lucha de poder, halando para oponer resistencia, pero la
fuerza era muy pareja, la chica se probaba a si misma contra aquella bestia, sabía
que podía vencerla, siempre lo hacía, enterró los dedos en el madero para
después destrozar la parte que estaba sosteniendo, la bestia se sorprendió al
verlo, ella lo aprovecho para acercarse y lo golpeo con la fuerza de todo el traje
en la cara, arrancándole la cabeza.
La
sangre empezó a salir a borbotones, manchando las paredes y el piso, para
después caer estrepitosamente al suelo, Mónica celebro su victoria acomodándose
su larga melena y con una sonrisa arrogante, se dio media vuelta para buscar al
siguiente objetivo, y sin darse cuenta la mano monstruosa de la mole le tomó de
la cintura y con una velocidad impresionante la golpeo contra el muro, la
chica, no supo lo que la había pasado, separo por un instante su cuerpo del muro
para volver a azotarla.
-
¿Quieres más maldito gordo? – Su rostro estaba ensangrentado, pero el traje aun
funcionaba, al instante volvió a golpearla contra la pared, pero ella activio
nuevamente todos los músculos de su cuerpo contrajo su cuerpo y después tomo la
enorme mano y le arranco la carne liberándose.
Estaba
bañada en sangre, la mole intento golpearla con la otra mano, sin ningún
esfuerzo ella la esquivo, corrió hacia donde estaba lo que quedaba del madero,
lo tomo con sus brazos y después lo arrojo contra la masa de carne, este lo
impacto incrustándosele en el estómago.
Mónica
se acercó a él y de una patada golpeo al madero y atravesó por completo su
carne, empalándolo, su cuerpo empezó a convulsionar, para después dejar de
moverse., la chica comenzó a dar unos pasos, se sintió muy mareada y
posteriormente escupió su propia sangre.
-Vamos
niña, esto no es nada… - Se limpió la sangre de los labios y siguió caminando
para buscar al jefe.
Orlando
y Adolfo, llegaron al salón principal donde se celebran las misas, el obispo
estaba sentado en una especie de trono, engalanado con finas y doradas telas,
su rostro era el de un anciano desdentado, ni siquiera podía abrir los ojos, en
su mano derecha, se encontraba su báculo con una cruz en la parte más alta,
todo el ambiente era lúgubre, y solo estaba iluminado con veladoras por todos
lados, había mucho arte sacro y un vomitivo arte barroco también, opulencia por
todos lados, representada en cuadros al óleo, con diferentes santos, las bancas
estaban simétricamente alineadas.
Había
un órgano el cual estaba tocando una música macabra, esto parecía deleitar al
viejo obispo, movía su baston para un lado y para otro, Adolfo le apunto con un
arma que parecía a una “H”, posteriormente jalo ambos gatillos, al instante
todo lo que estaba alrededor del clérigo empezó a comprimirse, parecía como si
de momento la gravedad hubiera sido aumentando violentamente, aplastando todo
en un diámetro de cinco metros.
El
anciano no estaba inmutado, mientras seguía deleitando sus oídos con la melodía
que salía de las pipas del monstruoso órgano, en un círculo perfecto dibujado
en el piso donde él se encontraba, no había sido afectado el arma, el cantinero
una vez más acciono su arma pero el resultado fue el mismo, no podía
aplastarlo.
La
melodía era misteriosa y obscura, por unos momentos parecía escucharse un
espeluznante siseo, Orlando empezó a sentirse mareado y comenzó a jadear.
-¿Pero
qué demonios? Adolfo… me siento mal… - Empezó a sudar frio, su voluminoso
cuerpo, empezó sofocarlo, mientras el cantinero empezó a ver ya no solo a un
obispo, sino a dos más, la cabeza le daba vueltas, y el siseo aumentaba.
-Atento
Orlando, no dejes… - Súbitamente empezó a vomitar, mientras empezaba a sentirse
peor.
-¡Adolfo!
– Grito Orlando desesperado, apunto su arma parecida a un rifle, y disparo a
todos los obispos, explotando todo a su alrededor.
De
pronto empezaron a escucharse canticos, su cabeza le pesaba y comenzó a
debilitarse y de pronto se desplomo., una voz les llamaba en una lengua que no
conocían, sus armonías horrorosas los atrapaban cada vez más.
El
cantinero intento contener el vómito, volvió a apuntar hacia donde estaban los
ancianos y disparo muchas veces, y estos poco después desaparecieron.
-Mierda,
¿Dónde están? Da la cara hijo de puta- Exclamo Adolfo a contemplarse perdido en
ese cuarto, inhalo algo de aire para recuperarse, y utilizo un artefacto
parecido a un celular, en el cual mostraba la ubicación de los enemigos, este emitió
un pitido y marcaba que estaba frente a él.
Alzo
su rostro y contemplo el rostro de aquel anciano, parecía carcomido por el
tiempo, sus arrugas marcaban una edad evidentemente avanzada, su rostro estaba
manchado con muchos lunares, desdentado y apestoso, engalanado con finas telas
muy probablemente con hilos de oro, le sonreía, Adolfo no se pudo ni mover, el
obispo tomo su arma y la arrojo lejos.
-Pueri mei causa, non inducam
super te absolutum veritas et vita: qui sequitur in viam Domini, et non
moriatur.
Ambos hombres no conocían dicha
lengua, cada instante parecía una eternidad, el obispo tenía una copa en la
mano con lo que parecía ser vino, metió sus dedos índice y medio en el brebaje
y posteriormente se dibujó una cruz en la frente.
-Tempus tincidunt massa et comburi
haereticos petere misericordiam Creatoris
La
música se detuvo, los ojos del clérigo se inyectaron en sangre, debajo de sus
ropajes salieron estrepitosamente muchos tentáculos los cuales en tenían
incrustaciones de crestas puntiagudas, velozmente ataco con ellas a aquellos
hombres.
Fueron
golpeados consecuentemente por aquellas protuberancias, el cantinero fue el
primero en reaccionar, saco su catana y empezó a cortarlas, pero muchas otras
vinieron después, Orlando intento incorporarse, pero le era muy difícil, el
constante acoso del ataque del alienígena le daba de latigazos, los cuales poco
a poco lo despojaban de su consciencia.
-¡Atento
Orlando! esta cosa nos hipnotizo con la música, de alguna manera hizo que
parara cuando se acercó a nosotros – Adolfo empezó a correr para recuperar su
pistola en forma de “H”, corrió entre las bancas las cuales dificultaban que el
clérigo lo alcanzara, al estovarle y golpearse sus tentáculos uno contra otro.
La
vio a lo lejos, estaba cerca de la puerta principal, corrió y los músculos de
sus piernas empezaron a engrosarse., gano un poco de velocidad, pero momentos
antes de que llegara, uno de las protuberancias lo tomo del pie, arrojándolo
lejos, al caer dio un giro para levantarse, tomo la catana extendiendo su hoja
al máximo y corto los miembros que estaban acosando a Orlando, este al tener un
respiro tomo sus armas pequeñas y acribillo a disparos al anciano.
Los
tentáculos empezaron a explotar uno a uno, de ellos salió un líquido amarillento
que toco el traje y la cara de Orlando.
-¿Pero
qué? – La solución empezó a carcomer el traje y el rostro del hombre regordete,
este grito de dolor, sentía como su piel se quemaba destruyendo sus músculos y
derritiendo los huesos, perdió al instante un brazo y una pierna, además de que
su cara quedo completamente mutilada.
-¡ORLDANDO!-
Adolfo desesperado corrió hacia su compañero, esquivando y cortando los
tentáculos que impedían su camino.
-No
quiero morir, ¡NO QUIERO! –
El
cantinero llego hasta donde estaba, observo como poco a poco el liquito
empezaba a carcomérselo.
-Lo
siento… - Tomo su catana.
-No
me mates Adolfo, ¡NO ME MATES! - La mirada determinada del cantinero, empezó a
contemplarse con desesperación a las pocas milésimas de segundo y corto a su
compañero, Orlando berreo de dolor, la sangre empezó a salir de su cuerpo, el
cantinero hizo los cortes precisos para que aquel liquido no siguiera
carcomiéndoselo.
Detrás
de él aparecieron un conjunto de tentáculos dispuestos a atacarlo, el cantinero
tomo lo que quedaba del cuerpo de su compañero, y comenzó a huir hacia la
salida, esquivando todos los obstáculos y embestidas de los tentáculos.
Las
acrobacias realizadas por Adolfo, podían poner en vergüenza a cualquier
medallista olímpico, la velocidad y destreza ejecutadas hacían que pudiese
evadir todo lo que el obispo le lanzase, pero al mismo tiempo no era lo
suficientemente rápido para llegar a la puerta principal.
-Maldita
sea, ¿Qué hago? – Observo todo a su alrededor, no encontraba algún punto ciego
para la creatura, la cual poco a poco empezaba a hacerse más grande, su sonrisa
macabra desprendía un aura de muerte y destrucción, y su insana satisfacción lo
regodeaba al solo estaba jugando con ellos.
Los
constantes latigazos de aquellas gigantescas protuberancias, empezaban a
destruirlo todo, Adolfo se encontró acorralado, su compañero estaba
desangrándose, el tiempo corría demasiado deprisa, inhalo una bocanada de aire,
un pedazo del techo se desprendió y vio el agujero que había creado
anteriormente con su pistola en forma de “H”., empezó a correr cargando toda su
fuerza en las piernas, esquivo varios ataques, se acercó peligrosamente al
cuerpo del anciano, dio un salto encima de él y con toda la fuerza de sus
piernas salto hacia el orificio atravesando el techo y saliendo al exterior,
contemplo por unos instantes las batallas de todos.
Alberto
y Mario acabando con el caballero de la espada, a Mónica empalando a la mole y
a una Sofía cayendo después de enfrentar a la mujer del látigo, él no podía
fallar, al caer en uno de los balcones de la catedral con el mismo traje empezó
a hacer compresas lo más fuerte que pudo y tratando de no lastimar mas a su
amigo, aun respiraba aunque se encontraba inconsciente.
-Tienes
que vivir… por tu familia- Abandono el cuerpo tomo su catana y se dirigió a
encontrarse nuevamente con el alienígena.
Ambos
estaban en el tejado, el obispo se movía rápidamente gracias a sus tentáculos,
Adolfo extendió la hoja de la catana al máximo y sosteniéndola con ambas manos
intento hacer un corte circular, llevándose consigo varias extremidades de la
creatura, la cual no se inmutaba ni un poco, y ambos se acercaban más y más.,
el cantinero corría hacia el cuerpo del viejo cortando y lacerando todo lo que
le lanzaba, su masa corporal estaba aumentando poco a poco, los tentáculos no
paraban de renacer para intentar nuevamente empalarlo.
El
cazador engroso sus músculos, guardo su catana y estando cerca del anciano
apretó una de sus protuberancias fue a arremeter contra él, Adolfo giro para
esquivarlo tomo el gran tentáculo, apretándolo por la parte endurecida por las
crestas óseas y aumento el poder de sus brazos explotándolo bañando al monstruo
con su propio veneno el cual empezó a carcomerse, la bestia grito de dolor
corroyéndolo a una velocidad impresionante, hasta llegar a los huesos, observo
con furia a Adolfo, quien tomo la catana y le corto la cabeza, el cuerpo se
desplomo carcomiéndose., pero la transferencia no inicio.
-¿Qué?
Maldición número ocho, empieza la transferencia de una puta vez- De pronto todo
empezó a temblar, lo cual desequilibro al cazador, de los restos de aquella
maza de carne, salió explotando en sangre y vísceras un jovencito engalanado
con las mismas vestiduras del obispo, y de su espalda salieron un majestuoso
par de alas blancas, sonrió al contemplar a Adolfo y después se precipito hacia
él, su velocidad fue tal que este solo sintió el golpe, haciéndolo caer del
techo, al impactarse contra el piso, los receptores metálicos del traje
empezaron a chorrear el líquido azul., la fuerza del traje se había ido,
observo como desde lo alto el ángel iba a volando hacia el para darle el golpe
de gracia.
-Oh,
no, no lo harás- Mónica se paró frente a Adolfo y recibió la embestida con un
poderoso puñetazo en la cara del muchachito, haciendo que este fuera a
golpearse contra la pared, el impacto fue tan brutal, que el brazo de la
muchacha quedo hecho añicos, ella grito de dolor, todos los huesos de su brazo
derecho estaban rotos.
El
ángel se incorporó, se acomodó y fue contra ella, la chica jalo su brazo para
acomodárselo, se puso en guardia para recibir a su atacante, el anciano que
había estado escondido todo este tiempo, salió.
-Cuidado
señorita – Advirtió, tomando en su poder un arma pequeña disparándole al ángel,
este al percatarlo, fue hacia el embistiéndolo para partirlo en dos.
-¡MALDITO!
– Mónica enfureció y fue a atacarlo, al sentir dicha agresión el chico esquivo
el ataque de la muchacha, para posteriormente tomarla del brazo izquierdo y
arrancárselo, ella sintió como el traje y su brazo se desprendía, desgarrando
la piel, tendones y por último el hueso, con una facilidad horrorosa., el ángel
la tomo del cuello y comenzó asfixiarla.
Alberto
empezó a correr en dirección hacia ellos, mientras el niño y Mario lo
observaban.
-No
te dejare maldito, ¡Suelta a Mónica! - Alberto sintió una horrible presión en
el estómago, incluso dejo dificultad para respirar, pero al sentir la energía
del traje recorriendo su cuerpo, aplasto la sensación que le impedía respirar,
los músculos artificiales empezaron a engrosarse, tomo la catana extendiéndola
al máximo para cortarle los brazos que aprisionaban a Monica, al impactarse con
su cuerpo, la hoja de la espada se rompió pero libero a la chica., esta empezó
a convulsionar.
Adolfo
apareció atrás de Alberto, Mario los acompaño y los tres empezaron a atacarlo,
el otaku disparo con su pistola, Adolfo tomo su catana y empezó a intentar
cortarlo, mientras que el estudiante intentaba golpearlo a puño limpio.
El
ángel, aunque veloz, le estaba costando mantener el ritmo de ellos tres al
mismo tiempo, se cubría con sus alas, cada vez que Mario le disparaba, mientras
Adolfo estaba blandiendo su catana lo más rápido que podía, Alberto solo tenía
un objetivo, quería salvarlos a todos.
Aquella
creatura, empezó a batir sus alas muy fuertemente, mandando a volar a todos, de
entre sus ropas saco una flauta y empezó a tocarla.
-NO,
NO, NO… Esa maldita melodía, no la escuchen ¡NO LA ESCUCHEN! – La advertencia
llego demasiado tarde, todos empezaron a sentirse mal, Paola se acercó junto
con las niñas, a lo cual el alíen, fue tras ellas lentamente, las infantas se asustaron,
pero en un acto de valentía la cazadora tomo su arma y empezó a disparar, al
llegar el monstruo con ella este de un manotazo le quito el arma y la golpeo
mandándola a volar, las gemelas estaban muertas de miedo., el alíen siguió
tocando su flauta, lo cual causo que se sintieran mal, ambas empezaron a
vomitar.
Adolfo
estaba desesperado, volteo a todos lados, su visión era borrosa, pero en un
golpe de suerte, encontró su arma, no estaba muy lejos, pero no llegaría a
tiempo, con todo el dolor que sentía se levantó, pero no solo en los dos chicos
también lo hicieron, comenzaron a correr hacia la creatura.
-Deténganlo
como sea- Ordeno el cantinero, el ángel al notarlo giro y esquivo los ataques,
primero golpeo a Mario atravesándole el estómago con el puñetazo.
-MARIO,
¡NO!- La ira de Alberto se desencadeno, y en un impulso lo tomo del cuello
apretándolo, el alíen no esperaba tal acción , pero empezó a volar a lo alto
llevándose al estudiante consigo, dio un giro y lo arrojo contra el piso, su
traje quedo arruinado, rompiéndole también todos sus huesos, desde lo alto él
lo iba a embestir, de pronto empezó a hincharse, explotándole las alas, observo
a Sofía medio muerta disparándole, se abalanzo contra ella, pero no pudo
llegar, Adolfo presiono los gatillos de su arma “H” y este fue aplastado,
cayendo al piso, todos sus huesos se sintieron rotos, el cantinero disparo
tantas veces, hasta que hizo un charco de sangre, la transferencia inicio.
Fin del capitulo 5
Capítulo 6
Nuevos enemigos
Adolfo
fue el primero en ser transferido, se encontraba jadeando, todo el dolo que
había sentido ahora se había ido, miro a todos lados y el niño de secundaria llego.
-
¿Regresamos? Señor… ¿Qué fue lo que paso?
-Tranquilo
niño, siéntate y espera – Replico el cantinero, se cruzo de brazos y enseguida
fue transferido Mario.
-
¿Sobreviví? –
-Señor
Mario… ¡Esta vivo! – Ambos sonrieron, pero Mario busco la luz que trajera
también a Alberto., el siguiente fue Orlando.
-
Pero ¿cómo es posible? Pensé que... – Le dedico una mirada a Adolfo – Gracias…
-No
solo me des las gracias a mí, a Mario le salieron huevos, esta vez por poco no
la contamos.
El
láser dibujo a las gemelas, las cuales estaban abrazadas y después a Sofía, y
en última instancia a Mónica, la cual estaba inconsciente en el piso.
-
¿Dónde está Alberto? – Pregunto Mario, el cantinero recordó como había sido
arrojado con brutalidad al suelo, muy probablemente estaba muerto.
En
el patio principal de la catedral, se estaban escuchando algunas voces cerca
del boquete donde estaba el cuerpo de Alberto.
-
¿De verdad pudieron con él? Menuda fuerza, entonces próximamente nosotros nos
estaremos viendo las caras.
La
mente de Alberto estaba despierta aun, todo su cuerpo se encontraba destrozado,
pero aun percibía el sonido.
-Creo
que, nuestras investigaciones, aún no han dado tantos frutos, el viejo no tiene
uno de esos trajes negros.
Esas
personas lo sabían, conocían su secreto, intento moverse, pero no sentía muy
bien su cuerpo, sus sentidos estaban completamente ausentes, como si se tratara
de una paralisis del sueño, solo podía medio respirar, pero su cuerpo no respondía.
Su
ojo izquierdo tenía una leve visión, lo abrió y sus miradas se cruzaron, un
tipo con un traje de color negro y una corbata roja lo estaba viendo, tenía
lentes oscuros y su largo cabello estaba amarrado haciendo una cola de caballo.
-Aquí
esta-
-
¡Llévatelo! - Alguien le ordeno
-Bien
vámonos…-
Cerro
los ojos y después se encontró en el departamento., muchos rostros se
alegraron, Mario lo veía con lágrimas en los ojos, Paola rápidamente fue a
abrazarlo y los demás sonrieron, observo por un momento a Mónica que estaba
recargada en una pared, haciendo gesto de desaprobación.
Por fin voy a dar los puntos
Hoy sobrevivieron muchos.
Se
dibujaron las letras verdes en la pantalla., las cuales anunciaban la
repartición de puntos.
Felicitaciones
a los que no murieron
Es
hora de repartir los puntos
Cantinero
(Adolfo)
Pts.
25
Total:
60
40
más y acabaras
“Me
sorprendiste papito”
A
diferencia de otras ocasiones a Adolfo se le veía bastante preocupado, solo
arqueo una ceja y posteriormente se retiró a cambiarse de ropa, la pantalla de
la esfera cambio poco después.
La
niñera (Sofia)
Pts.
15
Total:
45
55
más y acabaras
“Casi
te mueres perra”
-Tu
puta madre también casi se muere pendeja – Sofía estaba bastante cabreada con
su comentario, pero se sentía aliviada de que al final pudimos derrotar a esa
cosa, la pantalla dibujo un rostro más.
El
bodrio de líder (Orlando)
Pts.
0
Total:
85
15
más y acabaras.
“De
no ser por el cantinero, estarías muerto”
A
Orlando se le vio demasiado triste, Sofía le puso una mano en la espalda en
señal de apoyo, ambos estuvieron en situaciones extremas., la pantalla no
espero un momento más para ir al próximo cazador.
Otaku
(Mario)
Pts.
10
Total:
28
72
más y acabaras
“Te
superaste ti mismo, de pronto no eres tan desagradable”
Mario
estaba bastante alegre por su puntuación, era su cuarta misión y el aumentar
sus puntos hizo que se alegrara.
-Lo
hare mejor, ya verás…- alzo su brazo derecho en señal de victoria.
-Vamos,
de no ser por Alberto, no tendrías esos puntos – dijo sarcásticamente Mónica a
lo lejos.
La
sádica (Mónica)
Pts.
15
Total:
38
62
más y acabaras
“Eres
la hija de perra mas grande que he conocido”
-JA,
con adular no ganas nada maldita perra, perra- Al igual que Adolfo la chica del
cabello ondulada salió a una de las habitaciones a cambiarse ropa.
Niña
(Paola)
Pts.
0
Total:
0
Te faltan
100
“Ven un poco mas y ganaras”
Paola
no le dio demasiada importancia y también se dirigió a cambiarse, quedaban aun
cuatro personas.
Betochu LOL (Alberto)
Pts. 0
Total: 5
95 más y acabaras.
“Necesitas mejorar, la
próxima no dejes que te roben los puntos”
-Lo
siento Al, termine matándolo yo-
-No
pasa nada Mario, me alegra que saliéramos vivos-
El
vínculo de confianza entre ellos, era un poco más fuerte, la pantalla cambio
una vez más.
Llorica (Sebastian)
Pts. 0
Total: 0
100 más y acabaras.
“Lloras mucho, animas
mucho”
-Ni
siquiera sé que paso, ¿Puedo irme a casa señor? – A pesar de la horrible
experiencia, el niño parecía lucido.
-Espera
un momento, cuando termine de dar las puntuaciones, la esfera nos dejara salir.
La muda (Xochitl)
Pts. 0
Total: 0
100 más y acabaras.
“Necesitas venir mas”
Voltearon
a ver a una de las niñas gemelas, la cual estaba muy triste, y su hermana respondió.
-Ella
no puede hablar, es sordomuda
Esclava de la muda
(Ximena)
Pts. 0
Total: 0
100 más y acabaras.
“La próxima no creo que
sobrevivas”
Se
presentó a Alberto y compañía, los demás salieron despavoridos de aquel lugar,
Ximena y Xochitl de la Madrid, unas gemelas que había muerto tras ser
envenenadas por fármacos más administrados, Vivian en la zona norte de la
ciudad en un barrio modesto, Sebastián que aún estaba incrédulo de lo que había
pasado, dijo que supuestamente él había muerto por el ataque de un asaltante en
su colonia, cuando había ido a la papelería.
Todos
se despidieron, Mario se fue a casa y acompaño a los niños a tomar los
autobuses nocturnos, Alberto se quedó solo, pensando en lo último que había
escuchado, además de ver a los tipos vestidos de oficinistas, ¿Cómo los habían
encontrado? También recordó que Adolfo no les había compartido la información
supuestamente importante, se sento en una banca de la calle que se iluminaba
bajo una farola.
-¿Y
ahora qué? Sobreviví por poco, la próxima vez es seguro que moriré.
-No
te desanimes Alberto… si seguimos juntos sobreviviremos como hasta ahora –
escucho la suave voz de una chica, era Paola, quien se acercó a él, para luego
sentarse a su lado.
-¿Qué
haces aquí? Pensé que ya estarías en tu casa.
-No
es como que me esperen en la casa de mi madre, a estas horas seguramente esta
ahogada en alcohol., además quería saber si te gusto mi pequeño presente –
Alberto sonrio al recordarlo.
-Es
muy bonito, la verdad me gusto, muchas gracias… yo no tengo algo para ti,
prometo que te conseguiré algo.
-No
tienes que preocuparte, lo hice como un agradecimiento… hoy volviste a dar lo
mejor de ti, sé que Adolfo acabo con esa cosa, pero de no haber sido por ti,
todos habríamos muerto.
-Me
estás dando demasiado merito Paola, estaba muerto de miedo, al final actué sin
pensarlo mucho, en el calor de la batalla lo único que me ayuda es impedir que
esas cosas sigan matando, pero cuando la sangre se enfría, me siento mal de
arrebatar vidas., tal vez soy un hipócrita – La chica se acercó un poco más a
él.
-Nadie
nos dio a escoger estar en estas matanzas, ya lo ves, ellos simplemente nos
atacan, no tenemos opción siquiera de hablar con ellos y saber la razón de que
empiecen a matar humanos, para ellos tal vez solo somos comida, la vida humana
es valiosa y debemos protegerla, ¿no crees?
-Lo
sé, pero jamás me vi a mi mismo como alguien que se distinguiera por luchar, al
contrario soy del tipo que esperaba a que alguien más resolviera las cosas, un
tipo normal, tratando solo de vivir su patética y mundana vida.
-Creo
que te subestimas mucho, no eres patético para nada y sabes ¿Por qué?- Esas
palabras captaron su atención, y volteo a ver a esa hermosa jovencita.
-Dímelo.,
porque yo no lo entiendo.
-Lo
intentas Alberto, tú lo estas intentando, todos tenemos miedo, yo… estuve a
punto de orinarme del miedo, me siento inútil ante los demás, Sofía es muy fuerte,
Mónica es sorprendente, Adolfo es el líder, los demás también tienen sus
capacidades, yo no tengo nada, tengo miedo de intentarlo.
-Tienes
una extraña forma de hacerme sentir un poco mejor ¿sabes? Te lo agradezco
Paola, si un día me necesitas, solo búscame y tratare de ayudarte.
-
¿Lo que dices es cierto?
-Sí,
de verdad lo digo…
-
¿Puedo quedarme en tu casa esta noche?
-
¿Qué? ¿hablas enserio?
-
Lo lamento no debí decirlo, lo siento…
-No,
espera no dije eso, es solo que… no tengo mucho espacio y estaríamos apretados…
es un cuarto de estudiante.
-Solo
necesito un espacio pequeño, dormiré en el piso sino tienes otro sitio – Sus
ojos suplicaban la ayuda de Alberto, y este no tuvo corazón para decirle que
no.
-Ya
veremos cómo nos acomodamos, ven vamos, necesito dormir un poco.
A
lo lejos en un edificio, los observaba Mónica, con una cara de recelo, le
fastidio el hecho de que ellos dos estuvieran juntos.
Fin del tomo 2